El origen y fundamento de nuestra verdadera identidad (la respuesta a ¿quiénes somos?), sólo lo podemos encontrar en Jesús. En el evangelio de Juan, el apóstol escribe: "Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Juan 1:3).
Las muchas preguntas sin respuestas, y por sobre todo, la plenitud que tanto anhelamos y buscamos para nuestra vida, sólo pueden hallarse en la revelación de "QUIÉN ES ÉL". Jesús declaró "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4), y en Juan 1:1 la Escritura declara "En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios" (NTV).
El "pan" mencionado en el versículo anterior simboliza a aquello que necesitamos diariamente para nutrir y fortalecer nuestro cuerpo. Diariamente necesitamos "alimentarnos" para vivir. Los alimentos naturales que consumimos a diario pueden fortalecer y nutrir nuestro cuerpo quitándonos el hambre temporalmente, más no pueden saciar el hambre permanente que sentimos en nuestra alma y espíritu.
Jesús es el "Verbo de Dios" (RVR1960), Él es la Palabra de vida (Juan 6:35) que nutre y fortalece todo nuestro ser, tanto internamente como externamente. Jesús es la Palabra que Dios nos proveyó para que pudiéramos encontrar nuestro verdadero propósito, pues Él declaró "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" (Juan 6:35).
Por eso muchas personas hoy se sienten vacías y agotadas, no tan sólo físicamente, sino también emocional y mentalmente. En su interior se sienten "secos", y viven frustrados y resignados a sobrevivir día a día porque no han tenido un encuentro con Jesús, pues, sólo Jesús es la respuesta a nuestra hambre y sed interior. Sólo en Él está la fuerza que necesitamos para encontrar el sentido y propósito a nuestra existencia. Por eso, Él declaró "Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso" (Mateo 11:28, NTV).
Es sólo por medio de Jesús que recibimos "el poder de ser llamados hijos de Dios" (Juan 1:12). Y si hay algo que necesitamos comprender es que en esta tierra no existe una profesión, un cargo o una posición mayor a este título que por privilegio y gracia reciben aquellos que deciden creer en Él.
Debemos entender que llegar a ser "hijos de Dios" por medio de Jesús, es la oportunidad que todos necesitamos para que sea restaurada nuestra dignidad, nuestra integridad y nuestra autoridad, para que por consecuencia, ya no vivamos como esclavos de la vergüenza, la culpa y el miedo que nos roba el gozo y la felicidad que Dios quiere que experimentemos en Él.
Es importante y vital que descubramos más "quién es Jesús" para que podamos acercarnos a Dios, y conocer así más de Su corazón y voluntad. Muchas veces nos sentimos solos y abandonados porque no conocemos aún a Dios como un verdadero Padre bueno y fiel. Jesús dijo "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6), porque Jesús es "la imagen del Dios invisible" (Colosenses 1:15).
Por eso, si nos disponemos a acercarnos a Jesús y a descubrir más de Él diariamente, terminaremos descubriendo más sobre quiénes somos verdaderamente cada uno de nosotros, y podremos conocer también más a Dios como Padre.
Por eso, te animo a creer en Jesús y descubrir más quién es Él. Jesús es la clave y la fuente de la vida, por lo tanto, puedes tener la seguridad que en Él encontrarás la paz, la plenitud, el gozo y el propósito que tanto anhelas y necesitas encontrar hoy.
Recuerda, Él prometió "el que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6:37).
Ora: Gracias Dios porque a través de tu Hijo Jesús le has dado sentido y valor a mi vida. Sé que sólo en Él puedo hallar la sanidad, la restauración y la paz que mi corazón anhela. Por eso te pido Señor que cada día me reveles el corazón y la mente de Cristo a través de tu Palabra y Espíritu, porque sé que sólo a través de Él, tú saciarás toda hambre y sed en mi interior. En el nombre de Jesús. ¡Amén!.